La rehabilitación y la conservación de edificios es el conjunto de trabajos encaminados a mantener en perfecto estado de uso, accesibilidad, seguridad y ornato un inmueble.
La rehabilitación se diferencia de la conservación en que mientras la primera tiene por objeto recuperar cualidades perdidas o dotar de mejoras previamente inexistentes, la segunda trata de mantener las características del inmueble conservado.
Antiguamente, la rehabilitación de edificios solamente se realizaba en aquellos que siendo de uso público (mayormente edificios Administrativos o de carácter monumental) fueran especialmente relevantes como para mantener un aspecto cuidado. Este interés respondía a cuestiones relacionadas con la imagen que proyectaba una ciudad a través de los edificios.
Con el paso del tiempo, en las grandes ciudades españolas se ha ido adquiriendo una conciencia mayor sobre el aspecto del conjunto de las calles y avenidas más céntricas, turísticas y comerciales creando una especie de identidad urbana.
Los departamentos de urbanismo se han preocupado por elaborar y aprobar diferentes normativas que por una parte se obligara a los dueños de los edificios a mantener estos en condiciones buenas de conservación y por otro lado se respetará la estética y ornato del conjunto de áreas más céntricas.
Dado que el criterio sobre lo estético y bien conservado y lo que no lo está es algo que depende de una apreciación individual, desde hace algunos años, con ánimo de unificar criterios, en las grandes ciudades se ha comenzado a normalizar y obligar a realizar una inspección técnica de edificios de manera que al igual que ocurre con la ITV de los vehículos, un técnico facultado pudiera certificar si el edificio examinado supera los criterios mínimos de conservación exigidos.
La ITE obligatoria la han ido incorporando en los últimos años todas las ciudades españolas más grandes, por ejemplo en Madrid es obligatorio desde en el año 2009.
Pero es en el año 2011 cuando se emite el Real Decreto-Ley 8/2011 que obliga a que la inspección de edificios se obligatoria en poblaciones con censo superior a los 25.000 habitantes.
Posteriormente, en el año 2015, se publica la Ley 8/2013, de 26 de junio, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas, que deroga al anteriormente citado Real Decreto. En esta ley se contemplan además la accesibilidad y la eficiencia energética y es de aplicación en municipios con población superior a 25.000 habitantes y edificios con más de 50 años de antigüedad, salvo que la normativa particular de cada municipio proponga otras condiciones más restrictivas.
Lo que parece que ha ocurrido en los últimos años con la conservación y/o rehabilitación de edificios es que en las ciudades parece que se ha adquirido consciencia de la importancia que tiene mantener el patrimonio visual: por un lado hacer las ciudades turísticamente más señoriales y atractivas y por otro lado porque resulta evidente que un edificio bien conservado resulta un activo mucho mejor valorado que otro que no lo está.
Las ciudades tienen en sus edificios el testigo vivo de su historia. A través de ellos, las ciudades cuentan cosas interesantes que hay que saber leer. Los centros de las ciudades y sus primeros ensanches hablan sobre los estilos de cada época, las modas, los gustos; hablan sobre épocas de bonanza económica a través de edificios señoriales y revestimientos con materiales nobles y trabajos de detallado muy cuidado y épocas de austeridad mediante zonas con edificaciones más humiles, funcionales y con el uso de materiales sin revestimientos o con revestimientos muy sencillos.
Por todo ello, pensamos que la rehabilitación de edificios se debe ver como un interés en mantener la historia y hacer una ciudad atractiva y por supuesto más “luminosa” y agradable para vivir.
Fuente imágenes: esfer.es y propia.
